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Dar es Salaam

Santiago de Cuba

Santiago de Cuba es la ciudad de las lomas a orillas de la playa de Siboney donde el calor agosteño hace imprescindible el baño. Junto al Cuartel Moncada los descargadores de hielo hacen un descanso para contemplar a las mulatas que van a fabricar los puros de la Revolución. Bajo la sombra del árbol del amor "primero nace una flor y luego echa la vaina" una vieja se refresca tomando un batido de guayaba.

El verdor de sus árboles y jardines te recuerda que estás en pleno caribe tropical. En una de sus plazas, en la de Marte, se reúnen a diario los fanáticos del deporte como Heriberto que hoy, como ayer, ni anteayer, ni el anterior, iría a trabajar a la fábrica textil, la falta de materia prima era la causa de que la empresa estuviera con bastante menos rendimiento del habitual.
Heriberto, una vez había visto boxear a Félix Savón en directo y pudo comprobar que su ídolo era un fuera de serie, destrozó en el cuadrilátero a su rival dominicano. Heriberto llevaba años siguiéndole por la prensa, radio y televisión y nunca le había defraudado. El resto de la Peña Marte era también fanático de Savón y de Mohamed Alí.

El Oriente de Cuba es famoso porque ahí se inició la Revolución. En la Sierra Maestra todavía hay muchos vestigios de cómo fue la lucha entre la guerrilla del Che y el ejercito de Baptista. El Saltón es un enclave con cataratas y quietud selvática que está en plena sierra. Allí se puede contemplar el café de altura, el cacao y multitud de frutas tropicales como el mango, la piña, la papaya, el guayabero, etc.

Por estos parajes te puedes encontrar a personajes como Leandro Silva, el único blanco de la Peña Marte, mira que es raro ver a blancos en una ciudad tan negra como Santiago, Silva toca el saxo en el “Septeto Guajiro” que solía actuar en la Casa de la Trova, su vida es el danzón, el son y la guaracha, su otra pasión es la pelota (beisbol). Al igual que el resto de sus amigos acude todos los partidos que en el estadio de béisbol disputa su equipo, sobre todo si tienen enfrente a Industriales de La Habana. Su ídolo era Antonio Pacheco, un negro de Palma Soriano varias veces campeón olímpico y del mundo que pegaba unos impresionantes batazos que mayormente acababa, según Leandro, en jonron.
El día que le conocí había regresado de madrugada después de tocar en el Cabaret bajo las Estrellas del Cruce de los Baños en la Sierra Maestra. Los campesinos son muy agradecidos con los músicos de la capital, lo malo eran los amplificadores de la DDR que en vez de aumentar el sonido lo embotaba y el Me voy para Macaney de Campoy Segundo no se distinguía más allá de la tapia que rodea los recintos.

Leandro tenía un amigo que se llamaba Richard que tocaba las maracas en el Trío Las Palmas junto al Añejo (92 años), y Luisito, el Jimmy Hendrix del Cruce. Richard también se dedicaba al campo y tenía plantado algo de café de sombra, el maíz este año no se había dado, sin embargo las abejas se habían portado llenando los paneles. Tutú, el gallo de pelea, se encontraba en plena forma y pronto lo enfrentaría en los carnavales de San Luis donde esperaba ganar algunos pesos con él.

Santiago es el lugar de la frase "más se perdió en Cuba" cuando la flota norteamericana nos dio para el pelo en la bahía antillana, allá frente al fuerte del Morro. En fin, que Santiago es un buen principio para abordar el caiman verde, y recorrer la isla a ritmo de Los Van Van y del Médico de la salsa.

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